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Escríbeme (aunque ya no me quieras)

Oct 8, 2020

#DespiertaSonora

Es cierto. Una idea que cambió el mundo desde el 30 de abril de 1993, el teléfono celular, y sus protocolos de Internet (Whatsapp, Facebook, Messenger, Zoom, You Tube, Twitter) ha despojado al usuario del sencillo placer de escribir una carta con tinta en papel. Desde entonces el celular es un cupido que se enamora tecla por tecla en mensajes de texto, Xat, en frases cortas menores de 140 caracteres, con palabras breves y creativos emoticonos.La juventud ha creado su propia jerga ortográfica cyberlenguaje. El celular es un cupido. Es un código del amor cuyos principales motivos son: 40% para coquetear; 20% para concertar una cita romántica; 10 % para romper una relación amorosa; y el 30% para todo lo demás.-“kcs?” (¿Qué haces?).-“m100bn” (me siento bien)-“tqm” (te quiero mucho).-“Tq x 100pre” (te quiero por siempre).-“bss tkr =” (besos te quiero igual).-“ymm cmnkt” (llámame, comunícate).Nos guste o no, más de mil millones de personas en 180 países mantienen mensajería instantánea en el espacio virtual donde ya no existe el lenguaje correcto de la gramática y la ortografía. Las nuevas generaciones, Xaters, ya no consiguen leer la “letra pegada” ¿para qué? de sus abuelos porque ignoran la belleza secreta e íntima de una declaración de amor manuscrita, dicha con tinta negra sobre un papel blanco llamado carta.Encerrada celosamente en un sobre de papel la carta era la principal protagonista de las noticias y los romances en el milenio pasado. -“Querida Lolys:” muchas veces le escribí desde la Universidad con destinataria en Guaymas, tantas veces hasta que regrese al puerto y la encontré casada con un capitán de barco. Un final triste siempre es un buen principio para ser escritor.Cartas hay una en el baúl de los recuerdos de cada enamorado: ““Te cubriré de amor la próxima vez que nos veamos, con caricias, con éxtasis. Quiero morderte con todas las alegrías de la carne, hasta que desfallezcas y mueras. Quiero dejarte atónita, que te confieses que nunca habías soñado de semejantes trances…”-Flaubert. Para su amada Adele, Víctor Hugo escribió: “Tienes razón. Hay que amarse y luego hay que decírselo, y luego hay que escribírselo, y luego hay que besarse en los labios, en los ojos, en todas partes.”. Para Jorge Luis Borges la carta es memorable: “Indigno de las tardes y las mañanas, indigno de los días incomparables que he pasado contigo, indigno de los lindísimos lugares que veo, paso días de pena, de incertidumbre. No he recibido una línea tuya. Pienso en algún inverosímil contratiempo postal; no sé con qué inflexión escribirte, no sé quién soy ahora para ti. Vanamente procuro conciliar tu cariño y tu cortesía de ayer con tu silencio de hoy. No te pido explicaciones, te pido un signo de que aún existo para ti, de algún modo. El viernes estaré en Buenos Aires. ¿Habré de repetirte que te quiero y que podemos ser muy felices? Estela, no me dejes así. Tuyo, muy solo.”-Borges.Escríbeme una carta (aunque ya no me quieras) y pégale un timbre aéreo para conmemorar este viernes el Día Mundial de la Carta y el Correo. Porque una sencilla carta es para siempre. Es importante recordar siempre los servicios del cartero en nuestra sociedad.

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