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PANDEMIA EL MAREMÁGNUM QUE NO VEMOS

Ene 11, 2021

DR. RAÚL HÉCTOR CAMPA GARCÍA

#DespiertaSonora

“No todos los ojos abiertos están abiertos”

Alfonso Reyes Ochoa(Poeta Mexicano. Monterrey 1889- Cd. Mex. 1959)

A casi un año de estar padeciendo una de las más extensas pandemias de todos los siglos pasados y presentes, se tiene la misma “sensación primeriza, de un déjá vú”. Imágenes reflejadas en un espejo de lo acontecido en anteriores o más antiguas pandemias, guardando las debidas proporciones. Se observan el mismo comportamiento de la población, en la dualidad: de la responsabilidad de unos y la irresponsabilidad de muchos. De gobiernos y gobernados.

A pesar de los esfuerzos de los científicos, médicos y especialistas en problemas de salud pública, tal parece que nos encontramos en esta pandemia de COVID19, ante una abundante, desordenada y confusa, en ocasiones, no solo en información científica, sino en una gran de desinformación tóxica, que los expertos han llamado infoxicación o infointoxicación (ver artículos anteriores sobre esto), que al ciudadano común lo ponen en ese maremágnum informativo, pero también a muchos trabajadores de la salud, incluyendo a médicos que contribuyen a este “Tsunami” que se da por la redes sociales.

Los expertos en investigación en salud han contribuido en dar la información adecuada en relación a esta pandemia, que no debemos subestimar; ha sido muy dinámica. Desgraciadamente un gran porcentaje de la población dan más crédito “a la información que desinforma”, que a los verdaderos científicos o médicos con excelente preparación. De todo esto resulta, como en todas las epidemias que se han presentado en el mundo, que existan gentes que especulan con la salud; hacen su agosto. Esto ha sucedido desde siempre. Por ejemplo, en esta oleada (no rebrote) donde la incidencia de casos y fallecimientos por COVID19, siguen aumentando, los medicamentos y otros insumos, se siguen vendiendo sin un control real de los precios, y la regulación en sus indicaciones por las autoridades de gobierno, llámese Profeco, Cofepris o Secretaria de Salud.   

Si bien, la humanidad ha evolucionado a grandes pasos en todas las ramas de las ciencias, pero a pesar de los aciertos, el comportamiento de una parte de la población, en los casos de epidemias, sigue siendo el mismo que en épocas pasadas. Como ahora, a más de un año que se detectó el brote de esta pandemia en China, todavía existen personas que no creen en la etiología (causa) infecciosa de la enfermedad y “pregonan que es castigo de los dioses o de Dios”, por la inmoralidad de las personas, y que con colgarse una estampita de algún detente y otros menjurjes – en forma de gafete-  se protegerán. Otros dirán que es el fin del mundo (sin el sentido religioso, sí. A cada quien se le acaba el mundo al morir).

Habrá quienes creen en la teoría de la conspiración y que los causantes de la pandemia, produjeron el virus en un laboratorio de bioingeniería en una lucha mercantilista entre las grandes naciones que controlan la economía mundial. Pensaran que es un acto de bioterrorismo (aunque este existe, pero no es el caso de esta y otras pandemias. El bioterrorismo está bien definido lo que es y sus objetivos. Ver artículos anteriores: Infocajeme o eldigital.com o Facebook).

El comportamiento social y gubernamental, son responsables de que, ante este maremágnum o caos, la capacidad en la atención médica y hospitalización de los pacientes, tanto en hospitales oficiales o privados, están siendo rebasados con el riesgo de convertirse esto en un “pandemonio semejante a la época de la oscuridad, del medievo”. Hoy como antes, aflora lo peor de la naturaleza humana, pero también la bondad, quienes con sentido humanista se exponen al estar atendiendo paciente.

El personal de salud, que está en la primera línea de atención y contención de casos, se están cansando y muchos han sido contagiados. En el mundo han fallecido más de 700 mil trabajadores de la salud. En México la cifra de 1300 ya ha sido rebasada.

Hasta el día de 10 de enero 2021, en el mundo se han confirmado 90.2 millones de casos, con más de 1,9 millones de defunciones. En México más de 1.5 millones de casos, con 133,706 fallecimientos. Aun así, y ni viendo “a la virgen” se hincan y menos si son escépticos de la existencia de este virus… hasta que se contagian. “Cosas veredes Sancho”.  (Por cierto, ya mutó a otra cepa, al igual que otros virus lo hacen … es de esperarse – “inches virus”)

Si bien el desarrollo de ésta vacuna, ha sido en tiempo record, es porque las investigaciones en vacunología ésta muy adelantada actualmente, y afortunadamente no se ha requerido, cuando menos para está enfermedad, esperar tantos años como en otras pandemias, que han tardado de 4 a 12 años las investigaciones. Con estas vacunas ya se vislumbra una luz al final del túnel – que hay que recorrer- para tratar de contener tan siquiera, la pandemia. Cierto es que las vacunas no serán la panacea para erradicar la enfermedad actual, ya que ninguna vacuna –anteriores-, hasta ahorita, protege al 100 % para no enfermarse; pero si, de que se presenten menos casos fatales y que de presentarse el contagio, sean casos más leves o menos graves.

Aún con todos estos adelantos, el activismo de los anti vacunas sigue existiendo, a pesar de que gracias a las vacunas la morbi – mortalidad por enfermedades infectocontagiosas, a través del tiempo, han disminuido considerablemente, en especial en niños. Aunque éstas para el COVID19, hasta el momento no está indicada a menores de 16 años, ni a embarazadas.

Mientras, hay que seguir cuidándonos y no creer en casos anecdóticos, ni en chamanes. Si nos enfermáramos, que nos toque un buen médico, que los hay, informémonos bien.

#QuedateEnCasa (el tiempo posible), usa cubrebocas, lávate las manos frecuentemente, vacúnate contra la influenza y si nos toca turno y vida, contra la COVID19.  

Dr. Raúl Héctor Campa García Ciudad Obregón, Sonora

raulhcampag@hotmail.com  @DrRHCampa1  

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