#DespiertaSonora
¿Será que el ADN político es tan fuerte que hasta las mismas prácticas de corporativismo estamos viendo en Sonora por parte de Morena?
De ser cierto, como a estas alturas ya nadie duda, la transformación prometida resultó ser únicamente un pequeño retoque para un híbrido del PRD. Y para dar una muestra tenemos primero la lucha intestina o de tribus que empieza a gestarse dentro de Morena con la aparición del “Bloque Progresista”, que demanda piso parejo en la designación de candidaturas. Con ese movimiento se confirma la división morenista en los pura sangre o fundadores de Morena, los reclutados ciudadanos y los importados de otros partidos, mayoritariamente del PAN.
Lo que ello representa es que los ciudadanos que confiaron en la nueva opción ante el hartazgo político, se están dando cuenta de que en realidad se trata de la misma gata, pero ni siquiera revolcada, sino lisa y llanamente la misma gata.
¿Cómo se conoce la misma gata?
-Los diputados y senadores no ven por el pueblo, hacen lo que diga el presidente
-Defienden candidatos acusados de los peores crímenes, como Salgado Macedonio en Guerrero, con múltiples denuncias de violación y abuso a mujeres
-Se pelean entre ellos por el poder
Entonces ante tan evidente huella partidista, a nosotros, a los ciudadanos que vamos a tomar la decisión en las urnas, lo que más nos conviene es ver la persona, el candidato y más importante, lo que ofrece, porque ya está visto y demostrado que todos los partidos son iguales.
LOS “CAMBIOS”
Natalia Rivera Grijalva, Miguel Pompa Corella, Manuel Puebla, Karina Zárate, Elly Sallard, Daniel García, Pascual Soto.
Integrantes ellas y ellos del primer círculo de trabajo de la gobernadora irán renunciando a sus cargos oficiales para incorporarse al proceso electoral, ya sea como candidatos, plurinominales o por mayoría relativa o en su defecto para iniciar participación en los trabajos de campaña.
Nótese también en estos movimientos que se trata de un escenario político clásico, es decir, lo mismo de todos los procesos electorales, donde los más allegados a la máxima representación política, acceden como la siguiente generación parlamentaria o para encabezar planillas municipales.
No se trata de una crítica negativa, pero ante el impacto de los resultados de 2018 y ante la contingencia sanitaria, mucho se habló de cambios y nuevos paradigmas, otra visión, la nueva oferta política etcétera, sin embargo, ha resultado lo mismo en todos los partidos. El PAN con una lista de plurinominales donde van hijos y allegados especiales, Morena, haciendo los famosos enroques donde uno deja la dirigencia, pero va por la diputación y así sucesivamente.
¿Cambios? No. Es más política de la misma.
Ahora, en descargo de todos ellos, es difícil presentar un esquema disruptivo, visionario e innovador para verdaderamente ofrecer una alternativa. Quizá sea algo que veremos al siguiente proceso electoral en 2024 y eso si algún teórico o estudioso de la oferta política se pone realmente a considerar opciones y escenarios que ya urgen.
LEY ANTI CHATARRA
Otra vez, ahora en período electoral se promueve o se revive la ley anti chatarra que prohibiría vender a menores productos con exceso de grasas y azúcares. Esa es más o menos la premisa de la legislación que una vez más se pretende establecer en Sonora, aún cuando existe ya una versión vigente de esa ley.
Aun cuando no se publica aun o por lo menos no se ha dado a conocer de forma masiva, lo que cualquier ley de ese tipo debería contemplar antes de entrar en vigor, es el impacto a la economía ante la clasificación de los alimentos que serían prohibidos, quien sería el encargado de tomar la decisión de seleccionar los alimentos, la forma en que van a vigilar el cumplimiento y si en realidad va a ser parejo, porque si prohíben los “gansitos”, pero dejan los tacos dorados, como que sería una gran incongruencia.
Pero en fin allá las calenturas políticas y quienes las sufren.