#DESPIERTASONORA
Con la representación del Movimiento Ciudadano por el Agua atendí con mucho gusto la invitación que nos hizo el Instituto Schiller Internacional que preside la señora Helga Zeep LaRouche, a la conferencia mundial realizada en forma virtual este sábado 24 de julio. El encuentro se convocó bajo el título general de “No hay ninguna emergencia climática”. Parte de los esfuerzos internacionales del Instituto Schiller (IS) se han concentrado en poner al descubierto el conjunto de falacias asociadas a la creciente difusión de que el origen de los cambios en el clima está propiciado por la actividad humana en el planeta, particularmente la industrial y agrícola que requieren de fuentes energéticas derivadas del uso de los hidrocarburos.
El despliegue internacional del IS en este sentido le ha abierto una amplia plataforma de expresión a la comunidad científica, que pretende ser acallada y aislada en sus cubículos para que en silencio acepte los dictados de intereses políticos y financieros que, con la amenaza del Armagedón climático, se proponen imponerle al mundo condiciones de desindustrialización, parálisis en la gestión de más agua y energía, que de cumplirse, harían descender a las naciones y a la humanidad a condiciones equiparables a las de la Edad Media.
La composición de las personas del panel en el que participé, es una muestra de que estos propósitos medievalistas, no tienen el consenso de la comunidad científica en los Estados Unidos, ni en otras partes del mundo. Después de la presentación introductoria de la Señora Zepp LaRouche, intervinieron el Doctor Kelvin Kemm, de Sudáfrica, ex presidente de la Corporación de Energía Nuclear; el Almirante retirado, Marc Pelaez, de los Estados Unidos, ex vicepresidente de Ingeniería y Desarrollo Comercial y Tecnológico de los Astilleros de New Port News; Richard McPherson, Oficial Retirado de la Armada de los Estado Unidos e Ingeniero Nuclear; Vincenzo Romanello, de Italia, Doctor en Ingeniería Nuclear del Centro de Investigación REZ; John Shanahan, Ingeniero Civil editor de la revista Allaboutenergy.net
Coincidieron los expertos en que las naciones y gobiernos del mundo no deben sucumbir frente a los poderes financieros supranacionales que han hecho de los cambios en el clima un estandarte con el que empujan una regresión científica y tecnológica que exigiría reducciones drásticas en la población mundial. John Shanahan presentó una buena síntesis de esta convergencia, cuando documentó que en los últimos cincuenta años “los combustibles fósiles aportan el 80 por ciento de la energía mundial”. Luego explicó que querer imponer un proceso de sustitución de estas fuentes de energía con aquellas de menor densidad de flujo, como la solar y la eólica, propiciaría una atrofia estructural en los requerimientos de crecimiento y funcionalidad de la economía. Señaló el imperativo de fortalecer la fuente de mayor densidad de flujo que representa la energía nuclear, la cual aporta apenas un 10 por ciento para el consumo energético mundial.
En nuestra ponencia, abordamos la necesidad de usar estos poderes científicos y tecnológicos para encarar los desafíos que la naturaleza y el clima plantean, especialmente los recurrentes ciclos de sequía que afectan a los Estados Unidos y a México en la vasta región binacional conocida como el Gran Desierto Americano. Lo cual implica hermanar propósitos entre las dos naciones para que los grandes proyectos de infraestructura hidráulica, concebidos desde los años sesenta, como el North American Water Power Alliance (NAWAPA) y el Plan Hidráulico del Noroeste (PLHINO), se realicen y con ello disponer de ingentes cantidades de agua dulce que permitan reverdecer el desierto con la ampliación de la frontera agrícola y vigorosos programas de reforestación. Esto propiciaría un significativo mejoramiento del clima y el incremento de las precipitaciones pluviales en la ahora región desértica.
Planteamos también que el actual gobierno de México, junto los gobernadores recientemente electos de los estados de la costa del Pacífico, deben de presentarle esta discusión al gobierno de los Estados Unidos y al mundo. Especialmente a naciones como China, cuyo afecto por la construcción de infraestructura hidráulica le ha dado un liderazgo mundial. Debemos de aprovechar el espíritu de apertura del gobierno chino, definido en su programa mundial conocido como la Franja y la Ruta, y ofertar la importancia de robustecer la economía del pacífico mexicano, en particular por el gran potencial alimentario de esta región.
Es claro que la amenaza principal no son los cambios en el clima, sino la eventual rendición frente a los intereses que usan este fenómeno natural para imponer sus políticas regresivas y oscurantistas.