#DESPIERTASONORA
El primer actor de Televisa, Miguel Palmer, enfrenta una nueva historia de maltrato, luego de que hace unos meses fue “rescatado” por su hija, Valeria Palmer, del supuesto abandono y deterioro en su salud ocasionado por su expareja, Edith Kleiman.
Ahora, el artista de 78 años de edad ha sido víctima de presuntos malos tratos en el hospital, donde permanece internado desde el pasado mes de abril, tras ser encontrado en su casa descuidado, desnutrido y en pésimas condiciones.
De acuerdo con lo revelado por Valeria en entrevista con el programa ‘Ventaneando’, su padre fue amarrado a la cama del nosocomio por los propios médicos.
“Resulta que ayer llega Carmen, mamá de mi hermano, que nos estamos turnando para verlo. Mi sorpresa es que llega y ve a mi papá con las muñecas vendadas y dicen: ‘Ah es que anoche se le tuvo que amarrar al señor’. Según porque se puso inquieto y se quiso quitar la sonda”, explicó.
Sin embargo, al exponer dicha situación, la hija del histrión informó que su padre no es el único que ha pasado por dicha situación pues al parecer más pacientes tampoco han recibido un trato digno en el hospital.
“No es cierto (que se inquietó), les fui a discutir al hospital porque no es posible que en este tiempo estén amarrando a pacientes porque gracias a que he levantado la voz muchos han dicho lo mismo… ¿Con qué derecho o autorización están atando a pacientes? No están en hospital psiquiátrico, están convalecientes”, señaló.
Asimismo, Valeria aclaró que de haberlo requerido, lo correcto hubiera sido que la llamaran y solicitaran su autorización y no hacerlo por iniciativa propia.
“Deberían pedirme permiso, autorización, si estoy de acuerdo o no con cualquier procedimiento que tengan que hacer con mi papá, mucho menos con un maltrato. Viene de un maltrato y lo vienen a maltratar más, no es posible”, recalcó Palmer.
Según detalló la hija del primer actor, el haberlo amarrado se debe a la poca responsabilidad de los enfermeros, a quienes catalogó como “flojos”.
“(El enfermero) dijo: ‘Qué flojera estarlo vigilando y mejor lo amarro’. Y la cara de mi papá de tristeza de: ‘Por favor ya sácame de aquí ¿qué me están haciendo?’ De verdad con ganas de golpearlos”, finalizó.
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