#DESPIERTASONORA
Al momento de formalizar la entrega de los volúmenes de agua requeridos por los productores rurales del Valle del Yaqui, para cubrir los requerimientos del ciclo agrícola otoño-invierno, la CONAGUA se sostuvo en la decisión de retener en el embalse de la presa del Novillo, 600 millones de metros cúbicos adicionales a los 250 millones que están establecidos, impidiendo que estos volúmenes de agua escurran a la parte baja de la cuenca del Río Yaqui y sean almacenados en la presa Álvaro Obregón, (el Oviachic), poniendo en riesgo los cultivos del Valle del Yaqui, especialmente el tercer riego de auxilio para el cultivo del trigo.
En términos nominales (en el papel), al Distrito de Riego del Río Yaqui, se le están asignando Mil Ochocientos Noventa y Cuatro Millones de Metros Cúbicos, pero al anunciar la retención de Seiscientos Millones en la presa del Novillo, se dejan en la incertidumbre cultivos como el trigo y la reducida área de maíz que en este ciclo está programada para siembra. Estas acciones de CONAGUA, que al momento aparecen como simple medidas administrativas, su verdadera motivación se puso al descubierto en junio de este año, cuando por efectos de la sequía los niveles de almacenamiento del sitio del Novillo, descendieron en tal forma que pusieron en riesgo la operación del bombeo ilegal del Acueducto Independencia, con el que se trasvasan importantes volúmenes de agua para atender los proyectos de expansión inmobiliaria en la ciudad de Hermosillo.
Convertir la presa del Novillo, en un banco hídrico de los intereses privados que están proyectando exponenciales negocios especulativos con la expansión urbanística de la capital del estado, es el verdadero motivo por el cual CONAGUA decide arbitrariamente mantener esta medida. Se procura, con actos de fuerza, que la administración de la Cuenca del Río Yaqui quede supeditada a garantizar la operación ilegal al acueducto y por lo mismo se está reteniendo el agua en el embalse del Novillo, sin importarles las afectaciones sobre la producción de alimentos, sobre los municipios del sur de Sonora y sobre la tribu yaqui. Estas acciones también podrían ser históricas, no por trascendentes, sino por insólitas y temerarias.
Son acciones violatorias de la ley de aguas nacionales y de decretos presidenciales, como el de Lázaro Cárdenas, que establece como destinatarios del uso de las aguas del Río Yaqui al pueblo yoreme y a los habitantes del sur de Sonora. También se atropella el decreto en el que se sustenta la construcción de la presa del Novillo, cuyo propósito fundamental fue para el control de avenidas y para la generación de electricidad.
Estamos padeciendo las consecuencias de la negativa presidencial a cancelar la operación ilegal del Acueducto Independencia, al admitir el cuento de que el agua sí alcanzaría, aún con la operación de esa obra. El presidente no debería de darle la espalda a su propia máxima. Si “la paz es fruto de la justicia”, lo que en justicia se requiere es cancelar el acueducto, como se lo pidió Cuauhtémoc Cárdenas y se lo han reclamado la mayoría de los habitantes del sur de Sonora.
CONAGUA debe de salir de los confines de una política hídrica que nos encarcela en la administración de lo que no alcanza y levantar la mirada hacia el prometedor horizonte de la desalación de agua de mar y de los grandes proyectos de gestión de más agua como el Plan Hidráulico del Noroeste, (PLHINO).
Movimiento Ciudadano por el Agua
Por la coordinación:
Martha Parada Velderrain
Alicia Díaz Brown
Tere Ramos Bours
Jesús María Martínez Vitela
Alberto Vizcarra Ozuna
Ciudad Obregón, Sonora, 25 de octubre de 2021