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ALEGORÍAS

Feb 17, 2023


Amor que ingre  
Jesús Huerta Suárez / COLUMNISTA
#DESPIERTASONORA
El día en que Manuel conoció a Josefa sintió una fuerte atracción por ella, de tan fuerte que le nubló la razón. Le parecía tan bella; así como el primer rayo de luz que entra por la ventana. Pero Josefa no sintió nada por él y no lo pudo ocultar.  

Él hacía todo lo posible por conquistarla cada vez que se encontraban en el trabajo, pero Josefa estaba convencida que sólo lo quería como amigo. La rabia de no poder tenerla lo traía loco.  

Manuel soñaba con Josefa en todo momento; respiraba su olor en cada aliento. Su pelo, su mirada, su presencia; todo le encantaba. Pero ella no lo quería.

Una noche de fin de semana se encontraron en una fiesta de sus compañeros de labores. Hubo música, brindis, baile y mucho ambiente. Al terminar la reunión él  se ofreció a llevarla con todo y amigas a sus casas. Obviamente,  primero dejó a sus amigas y a lo último a Josefa, quien traía unas copas de más. Él pensó que esa era la noche que tanto había esperado para tener a su amada. Detuvo el carro, y se pasó al asiento de atrás. La tomó por la fuerza; le desgarró el vestido, y desfogó toda su pasión, a pesar de los arañazos, golpes y gemidos de ella.

El lunes en la mañana, cuando se encontraron de nuevo, ella le rehusó la mirada y se retiró a prisa. Él se quiso morir. A partir de ese día Josefa no le volvió a hablar, y lo veía con desprecio.  

Un mes después, ella lo buscó y le dijo que estaba embarazada. Para él esta era una excelente noticia. Entonces la futura madre le dijo que se tenía que casar con ella, y él aceptó al instante, mientras sentía que el corazón se le salía pero seguía sin poder creer que ella sería su esposa.

Se casaron repentinamente; y comenzaron a vivir juntos. Josefa si quería tener a la creatura, pero no a Manuel. Le tenía odio y estaba decidida a hacerle la vida miserable, aún a sabiendas que a todos les haría daño.

Josefa dejó el trabajo y se quedó en el hogar. Día a día le preparaba su ropa y le hacía la comida a Manuel. Y fue en los alimentos en donde sembró su rencor, poniéndole gotas de toloache.  

Ella desde siempre supo que con esta poción podría dominar la mente de su esposo, ya que matarlo sería hacerle un favor. Lo comenzó a hechizar poco a poco, y mientras él comía ella lo acompañaba en la mesa y le repetía una y otra vez que era un pobre diablo; que no era más que un perro y que debería de andar en cuatro patas…

¡Eres un perro; un perro infeliz!—le gritaba.  

Él no entendía por qué le decía estas cosas; le dolía, pero era tanto su amor que le perdonaba todos sus desaires. Lo tenía a sus pies.

En un par de meses Manuel estaba completamente loco. Ya no iba a trabajar; lo tenía amarrado en el patio de su casa. Estaba encerrado y lo trataba como un animal. Él ya no tenía razón de sí. Estaba embrujado; tuvo cambios profundos de personalidad. Dejó de ser un hombre. Esos tiempos de locura para Manuel, fueron tiempos de venganza para ella, gracias esta poderoso bálsamo.  

Años después, al niño, ella le contó que su padre había muerto repentinamente. Él parecía no entender, pero no dejaba de acariciar a su perrito.
“Woo woo la mujer bruja tiene la luna en sus ojos” The Eagles
Jesushuerta3000@hotmail.com

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