“El destructor…”
ARMANDO VÁSQUEZ A. / COLUMNISTA
#DESPIERTASONORA
EL PERIODISTA Pablo Hiriart publicó un libro: “El Destructor”, cuyo primer capítulo tituló “El huevo de la serpiente”, que es transparente y se puede observar a través de la cáscara, el embrión del reptil venenoso.
No es un libro más. Hay información novedosa de 34 años a la fecha de la vida de López Obrador, desde su candidatura para gobernador de Tabasco por el Frente Democrático Nacional primero contra Salvador Neme (1988 ganó el priísta 78 vs 21 por ciento) y luego contra Roberto Madrazo (1944, quien le ganó con una diferencia de 60 mil votos).
Desde entonces hablaba ya de fraude electoral y la razón le asistía entonces por la serie de atropellos que recibía el PRD en las casillas. Aunque claro, en el 88 el gran gurú de los fraudes era Manuel Barlett.
Con Madrazo realizó aquella toma de pozos petroleros de Pemex durante la cual adquirió una millonaria suma, dejó esa lucha y el gobierno no hizo válida la orden de aprehensión que tenía en su contra.
En 2000 fue electo jefe de Gobierno del Distrito Federal. Aquí no alegó fraude. En 2006 contendió por la presidencia de la República contra FCH. Perdió. Alegó fraude. En 2012 participó de nuevo por la presidencia de la República. Perdió de nuevo ahora ante EPN. Alegó fraude.
Conforme al libro al final del sexenio de Zedillo, López Obrador fue candidato a jefe de gobierno apoyado por Cuauhtémoc Cárdenas, el mismo que desechó junto a su hijo, hace unos días. No cumplía con la ley con el requisito de la residencia efectiva porque su domicilio estaba en Tabasco, como lo indicaba su credencial de elector. Desde el gobierno se desalentó al PRI capitalino para llevar a cabo la impugnación. Otro perdón.}
Escribe Pablo Hiriart: “Liébano Sáenz, secretario particular del entonces presidente, me dijo para este libro que el candidato a jefe de Gobierno por el PRI, Jesús Silva-Hérzog, quería bajar a López Obrador de la candidatura porque, en efecto, era ilegal.
“No quisimos echarle a perder el trabajo a (el candidato del PRI, Francisco) Labastida ni a Santiago Creel (el candidato del Partido Acción Nacional a la jefatura capitalina), a quien se le consultó y dijo que él iba a ganar en las urnas”. En realidad “no hicimos nada para evitar la candidatura (ilegal) de AMLO. Fue un error que ahora estamos pagando. Así como otros que, en su momento, también cometieron errores”.
Por su parte, José Luis Luege, quien en esa época era presidente del PAN en el DF, llevó el caso al Tribunal Electoral capitalino y comenta: “Nos dieron palo. Pudimos subirlo al Tribunal Electoral Federal y habríamos ganado, porque López Obrador no tenía los cinco años de residencia en la capital previos a la elección. En el equipo de Vicente Fox y de Creel no quisieron. (Ojo con este dato). Diego (Fernández de Cevallos) estaba de mi lado para ir hasta las últimas, pero Fox y Santiago decidieron que podría ser contraproducente”. La tibieza de ambos en su momento lo impulsó.
Ya como jefe capitalino, (2000-2005), en su primer año, violentó la ley, principalmente el amparo que se otorgó a dueños del predio El Encino que dictó suspender las obras de vialidad. Desde entonces hizo efectivo aquel dicho: “a mí que no me vengan conque la ley es la ley”. La Cámara de diputados tardó tres años y lo desaforó pero dobló al gobierno y a la ley pues la PGR no quiso hacerlo efectivo y lo rechazó, además de que los políticos de entonces no aguantaron un par de marchas multitudinarias y se fortaleció con miras al 2006 cuando perdió ante Felipe Calderón.
Y dice el libro: “Las televisoras salvaron al país de un caos mayor: transmitieron de manera ininterrumpida el conteo. En el PREP siempre estuvo arriba Felipe Calderón”, recuerda Luis Carlos Ugalde, presidente del IFE en esa elección. “Fue en los cómputos distritales del miércoles 5 cuando AMLO inició arriba, una estrategia del PRD para generar la sensación de que iba a ganar. El cruce se dio a las cuatro de la madrugada del jueves 6 de julio. La prueba es el mea culpa de un testigo de calidad: “Fernando Belaunzarán quien acaba de confesar esa estrategia en Twitter. Él era operador de AMLO en Sonora”.
Se autoproclamó “presidente legítimo” e instó a sus partidarios a tomar Reforma, bloquear carreteras en los estados y estrangular el istmo de Tehuantepec, mandó “al diablo” a las instituciones, nombró un gabinete paralelo, alteró el escudo nacional para ceñirse la banda tricolor en el pecho e inició una campaña para que ninguna autoridad, en ningún municipio del país, reconociera al “usurpador” Calderón, sin embargo en el recuento la perdió por casi 240 mil votos.
Y el viernes 14 de julio en entrevista con Carmen Aristegui en W Radio, López Obrador descubrió su verdadera intención de fregar a México: “Ni con el voto por voto aceptaré a Calderón” como presidente. Pudo el gobierno encarcelarlo por el daño causado a los tres mil negocios ubicados por Reforma –pues 900 tuvieron que cerrar y causó un daño por el orden de los tres mil mdp–, pero de nueva cuenta lo perdonaron.
Para 2012 la perdió ante Peña Nieto y el día de la toma de posesión del ganador de las elecciones, partidarios de López Obrador atacaron con violencia a la policía con el fin de tomar el recinto legislativo de San Lázaro e impedir que el presidente electo rindiera la protesta constitucional. Todas esas violaciones a las leyes quedaron impunes. ” Pasó cerca la bala”, dijeron los empresarios y continuaron su rutina sexenal sin cambiar en nada.
Si tiene oportunidad, lea el libro.
EN FIN, por hoy es todo, mañana le seguimos si Dios quiere.
Armando Vásquez Alegría es periodista con más de 35 años de experiencia en medios escritos y de internet, cuenta licenciatura en Administración de Empresas, Maestría en Competitividad Organizacional y Doctorado en Administración Pública. Es director de Editorial J. Castillo, S.A. de C.V. y de “CEO”, Consultoría Especializada en Organizaciones…
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