El peligroso punto de no retorno…
ARMANDO VÁSQUEZ A./COLUMNISTA
#DESPIERTASONORA.COM
HACE MUCHO, MUCHO tiempo, había una televisión que impactaba y distraía a toda la sociedad con sus películas de Pepe El Toro, la lucha libre, el box sabatino, el domingo temprano con Chabelo o aquellos jueves de películas variadas o los programas de los martes de Walt Disney, los lunes con el Chavo del Ocho y tantos más pasando al medio día con entretenimiento variado y las famosas telenovelas que mantenían en sus hogares a las amas de casa. ¿Noticieros?, dos: 24 horas y el de Lolita Ayala… ah, y las caricaturas.
Llegó luego TV Azteca y empezó la variación y más oferta de entretenimiento. ¿Algún programa educativo…?, no lo recuerdo.
¿Manifestaciones?, pues si las había, y cuando crecían perdían la atención del populo pues allí estaba Pedro Infante, Jorge Negrete, Luis Aguilar y tantos otros, que Televisa ofrecía en contubernio con el gobierno en turno.
A inicios de los ochenta escandalizaba que fumaran mota los de la bolita de la esquina que como pandilla, se ponían un nombre para sentirse importantes. La palabra narco no existía. Se dormía en el patio. ¿Problemas sobre el género?… al pan pan.
La semilla de la política no germinó en aquella sociedad que al día de hoy la observa aún como algo maloliente y corrupto.
Pero los distractores murieron, hubo otros intereses que prosperaron para bien o para mal, el hartazgo llegó y tumbó al PRI con Vicente Fox y Felipe Calderón, regresó el PRI con Peña Nieto, pero al no dar el ancho esperado dieron paso al enojo capitalizado por López Obrador.
¿Qué seguirá en estas votaciones del 2024?, ¿frustración, coraje, desilusión, miedo?…
En el famoso y maldito quinto año de cada sexenio, los diferentes tapetes se mueven y se pierde la estabilidad. Ejemplos sobran.
En este trajinar político que vive Morena, las corcholatas y el presidente, las mañaneras están dejando de ser el foco de atención de los medios informativos para darle seguimiento a otro tipo de noticias que han ido explotando uno a uno.
Las manifestaciones de los agricultores elevaron de nivel. En Sinaloa tomaron el aeropuerto de Culiacán y no lo dejarán hasta que el gobierno federal otorgue los precios de garantía que prometió dobletear un López Obrador que en campaña gritaba que sin maíz no hay país pero que, malamente, abrió las fronteras y resultó más barato importar los granos luego de que quitó la aduana de inspección sanitaria.
¿Los industriales?… felices al abaratar sus costos aun y cuando la calidad de sus productos se achique pues poco importa siempre y cuando el consumidor no se dé cuenta como ocurre en estos momentos. Así venden al comerciante con un sobreprecio y éste a su vez le empalma otro tanto. El presidente no logró detener la cadena de incrementos aun y cuando llamó a un pacto y no puede alegar que le bajen –o castigarlos–, si la inflación aumenta. Tampoco ha podido centralizar los precios pues el libre mercado hace imposible tal acción por la variedad de economías estatales.
En esta espiral de problemas lo más pragmático para el gobierno –léase López Obrador–, es que se chinguen los agricultores y justifica que no habrá precio de garantía para el veinte por ciento de los grandotes que curiosamente producen el ochenta por ciento de los cultivos. Dicen que para los pequeños sí. Pero quien sabe.
Es una madeja que requerirá de la violencia para mantener el control, sobre todo para quienes han tomado espacios públicos. No se requiere ser ducho en esto de los análisis para saber qué es lo que sigue: un repechaje más violento hasta que la tragedia aparezca… ¿y entonces?
La lógica de los movimientos sociales, conforme a la historia y tendencia, habla de la empatía como un resultado inmediato contra las víctimas, de allí que proveedores del ramo agrícola, transportistas en todas sus variantes y todos aquellos relacionados, mostrarían de alguna manera su desacuerdo.
Este es un frente, pero vienen dos más la semana que entra. El martes 20 la Iglesia Católica hará sonar las campanas de las capillas de todo el país –a las tres de la tarde–, para recordar el primer aniversario luctuoso de los jesuitas en Chihuahua. Aunado a ello, realizarán foros de análisis y eventos relacionados con la mejora en el aspecto de seguridad. Abrirá un foco de atención.
Y el jueves 22, los integrantes del sindicato nacional que aglutina a las prepas –Cobach, Cecytes, Conalep y Telebachilleratos–, se irán a un paro en protesta porque no les han cumplido con lo prometido por parte de las autoridades educativas federales. En Sonora son mil 600 trabajadores que se sumarán a estas actividades y serán 36 mil alumnos los que se verán afectados. No es poca cosa.
¿Y el secretario de Gobernación que se encarga de manejar la política interior…? ah sí, renuncia este viernes para buscar ser la corcholata ganadora. Los gobernadores como operadores políticos fueron rebasados salvo en Sonora donde Alfonso Durazo tranquilizó los corajes y logró que despejaran la internacional en el tramo Obregón-Navojoa, pero los agricultores sonorenses le dieron hasta el domingo para encontrarle una solución a la problemática. Si no, regresarán a la toma de espacios públicos como herramienta de protesta, aunque ya quedaron tildados como rajones.
Habrá un punto de no retorno y es al que hay que tenerle cuidado por el peligro que representa pues López Obrador no podrá tapar el sol con un dedo y la distracción que significaba Pedro Infante, solo existe en los añejos recuerdos.
EN FIN, por hoy es todo, mañana le seguimos si Dios quiere.
Armando Vásquez Alegría es periodista con más de 35 años de experiencia en medios escritos y de internet, cuenta licenciatura en Administración de Empresas, Maestría en Competitividad Organizacional y Doctorado en Administración Pública. Es director de Editorial J. Castillo, S.A. de C.V. y de “CEO”, Consultoría Especializada en Organizaciones…
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