Votaré por esta persona
ARMANDO VÁSQUEZ A./COLUMNISTA
#DESPIERTASONORA.COM
ME PREGUNTAN ¿cómo es tu candidato ideal?
Primero quien imponga orden, sin importar sus raíces o ideología, ni género, debe mostrar determinación, temperamento y carácter, sin ambages, doble cara, presunciones y mucho menos con objetivos oscuros atrás de sus acciones.
Nada de que va a combatir la delincuencia para favorecer a otros carteles, nada de que se lo comió el poder y piensa seguir gobernando allende su sexenio. Si empeña su palabra y tiene que cumplirla y sobre todo: las expectativas que promocione, sean realistas y no juegue el dedo en la boca.
Es educación básica que se mama en casa donde se nutren las formaciones que le impulsarán a nuevas perspectivas de vida. Sin el principio de orden no hay origen, ni destino que perseguir. Se debe ser tajante, o se es o no se es. Los tibios y las medianías Dios las vomita.
Alguien que siempre tenga conectada la lengua con el cerebro pues es un país el que dirige, no un club de amigos. Que anteponga la planeación a la ocurrencia fácil, que se guarde los rencores, envidias y temores para otra estadía de su vida.
Que entienda que detrás de esa silla de palacio hay millones de vidas pérdidas en guerras intestinas, víctimas de la delincuencia, muertes en el combate a las enfermedades, millares de hijos no nacidos y tantos más cuyo sacrificio fue heredado para mejorar.
Busco que me represente quien entienda que el tiempo es efímero y cada generación trae sus propios comportamientos e intereses, debe atajar los ímpetus del camino que nos conducen a sacar lo peor que tenemos como seres humanos, prepondere la brillantez por encima de la opacidad, que nos aleje de los miedos que no dejan prosperar.
Que impulse pues, la creación de las herramientas necesarias y adecuadas que podamos a su vez heredar a nuestros hijos sin interponer pretextos o justificantes vanos en esa búsqueda de vernos favorecidos en sus constantes juicios sobre lo que hicimos o dejamos de hacer y que ellos pasarán por osmosis a sus descendientes.
Como mexicanos, hijos de la zozobra y del caudillismo, nos urge quien sea un ejemplo a seguir, no el generado y creado por las campañas de mercadotecnia política, sino el personaje que comprenda que estamos hartos del empleo de la mentira y el engaño como instrumentos de convencimiento.
Que vea a futuro. Que se olvide del pasado cobijado en esa maldita ancla de que quien no conoce la historia está predispuesto a repetirla y se actúa, acusa y justifican los yerros en consecuencia. Eso ya quedó atrás, quienes nos antecedieron vivieron su tiempo y hay que dejarlos descansar, rescatar lo mejor en aprendizaje y generar el devenir, el camino que ahora es nuestro.
Los fracasos son aprendizajes que cuestan vidas. Se requiere una toma de decisiones estructurada, estratificada en procesos, mediciones de avance de lo proyectado, ajustes presupuestarios y renovación de objetivos hasta que la maquinaria enceitada per se tome su propio rumbo sin necesidad de empujarla.
Dejar de otorgar y amplificar los derechos que tenemos como mexicanos, y que, por miedo a perder la confiabilidad política, se minimizan las obligaciones. Así no funciona un país.
Que confíe y gobierne junto con su cónyuge pues México es el hogar donde las problemáticas son similares por más desproporción geográfica que podamos anteponerle. Por eso insisto, gran parte de la educación se mama en casa y la formación de afuera, lo mejor captado, se empalman con las enseñanzas caseras.
El respeto como tal a las leyes escritas y no, costumbres, pensamientos diversos, religiones, valores, estatus, clases, jerarquías y tolerancia, fortalecen el entendimiento, diálogo y suma a la solución de problemas. ¿Soy claro?
En una familia, el hijo más débil siempre será el más querido y apoyado, pero sin descuidar al resto para que sepan todos, incluyendo al menos favorecido, que deben independizarse, abandonar el nido en pos de una familia propia que es el objetivo de todo padre de familia. Es la razón de ser de la humanidad y necesidad de todo gobierno que se precie de ser efectivo.
Requerimos un gobernante que no se sienta, ni se vea, que aparezca cuando sea necesario y que sepa escuchar, que haga respetar la ley y que busque construir, no destruir lo logrado. Que cuente con la sabiduría suficiente que le permita agrandar su raciocinio y reducir su irreflexión.
Un personaje dispuesto al sacrificio por los demás, que no se aferre a tablitas de salvación públicas ante una decisión mal tomada en tiempo y forma, que acepte sus equivocaciones y sepa pedir perdón, pero que no llore, ni se queje, a nadie gustan los llorones que se derrumban o acuden o culpan a otros de sus fracasos. Se debe erguir ante los malos momentos y sacar la casta siempre, igual como lo hacen los buenos padres de familia preocupados por el destino de sus hijos.
Quien llene los zapatos o zapatillas, tiene mi voto.
EN FIN, por hoy es todo, mañana le seguimos si Dios quiere.
Armando Vásquez Alegría es periodista con más de 35 años de experiencia en medios escritos y de internet, cuenta licenciatura en Administración de Empresas, Maestría en Competitividad Organizacional y Doctorado en Administración Pública. Es director de Editorial J. Castillo, S.A. de C.V. y de “CEO”, Consultoría Especializada en Organizaciones…
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