20 de julio; el hombre en la Luna
Jesús Huerta Suárez/COLUMNISTA
DESPIERTASONORA
Para mí vecino, “el loco del barrio”, como se le conocía, celebrar la llegada del hombre a la Luna fue todo un suceso este verano, 54 años después, ya que llenó su casa con todos los recuerdos que pudo conseguir. Sacó copias de muchas de las fotos que se publicaron aquel 20 de julio de 1969, las amplió y las pegó por toda su casa. La clásica imagen de la huella de Neil Armstrong sobre la faz de la Luna fue la más repetida y la más grande. Las colocó de tal manera que te iban llevando paso a paso hasta la sala principal de su casa, en donde sería la conmemoración dicho acontecimiento.
Puso lunas de plástico que iluminó por dentro, haciendo que el “conejo” luciera impresionante, y sus ojos brillaban. También, con piedras pómez o piedras volcánicas, en realidad no sé, simuló las rocas lunares que fueron traídas por los astronautas y las colocó alrededor del gran pastel en forma de la nave espacial Apolo 11 con todo y el cohete Saturno V que lo impulsaba, que mandó hacer especialmente para la fiesta, a la que invitó a la mayoría de la gente del barrio, especialmente a los niños.
La invitación, además de curiosa por llevar un águila a punto de posarse sobre la Luna teniendo como fondo la tierra, venía firmada con los apellidos de los tres astronautas, Armstrong, Collins y Aldrin, lo que a más de uno le dio risa.
Cuando el reloj marcó las 13: 32 horas, el momento preciso en que fue lanzado el Apolo 11, procedió a partir el pastel, pero antes pidió a todos que se acercaran a la mesa principal, en donde les obsequió pequeñas réplicas del módulo lunar Eagle, el vehículo que utilizaron para el alunizaje. Para tomar, inventó una bebida a la que llamó LOX, en referencia al oxígeno líquido que sirvió como combustible de la nave, hecha a base piña y naranja con agua mineral. Una vez juntos, apagó las luces haciendo que los adornos con la forma del astro lucieran más brillantes, y así, a la luz de la luna, literalmente; levantó el cuchillo para partir el pastel y repitió las palabras de Neil Armstrong cuando el presidente Kennedy le preguntó lo que significaba para él estar pisando la tierra: “Este es un pequeño paso para el hombre pero un gran paso para la humanidad” y procedió a cortar el pastel.
Mientras degustábamos el pastel, “el loco del barrio”, preguntó que si alguien quería decir algunas palabras al respecto. Un señor levantó la mano y narró cómo aquella tarde de 1969, él, junto a otros niños habían visto en una televisión Zenith blanco y negro, el gran acontecimiento y de cómo desde ese día las cosas en el mundo fueron diferentes pues ¡El hombre había conquistado la luna!
De pronto, sin que nadie lo esperara, Alvín, el precoz niño de al lado, dijo: — “Y tú que les creen que pusieron al hombre en la Luna. ¡Son mentiras! todo fue armado en un estudio de televisión”, y se echó a reír. En ese momento el vecino nos corrió a todos y la fiesta se acabó.