Amlo, desquiciado…
ARMANDO VÁSQUEZ A./ COLUMNISTA
#DESPIERTASONORA
QUÉ PENA.
Larry Rubín es un personaje que representa a dos millones de gringos de varios organismos civiles que buscan entregar apoyo a los afectados por el huracán Otis. No han podido hacerlo porque el gobierno de López Obrador les dijo que sus productos debían ser entregados al Ejército para su distribución.
En una entrevista con Carlos Marín el personaje dejó en claro que como organización benefactora debían constatar que los apoyos conseguidos serían entregrados directamente a los damnificados. Ya les ha tocado que entregan los beneficios y los productos se utilizaron para campañas de candidatos.
Se conformó un nudo que no han podido desentrañar y que pega directamente en la zona cero de los más necesitados por el huracán Otis. Lo explica todo en la entrevista que puede ver en este link: https://n9.cl/2gto5
Hubo quienes pensaron y expusieron al inicio de este sexenio que López Obrador buscaba generar primero la destrucción de todos aquellos proyectos gubernamentales de apoyo a la sociedad para posteriormente impulsar nuevos modelos sofisticados y de un beneficio más amplio.
Pocos creíamos –entre los que me cuento–, que sus decisiones conllevaban a exterminar cualquier programa benéfico con miras a destrozar y crear miseria como una herramienta de dominación.
Pero empezaron a suscitarse la desaparición de programas, fondos, instituciones gubernamentales –como el seguro popular–, y más que se transformaron en otros similares como el Insabi que a final de cuentas no sirvieron para nada.
Aun así, le dábamos el beneficio de la duda bajo un pensamiento básico:
¿Cómo es posible que un presidente de México se levantara cada mañana para ver cómo le pegaba en la madre al país?, como llegó a decir Peña Nieto. Y decíamos que era mejor un nuevo esquema que los anteriores dañados por la corrupción imperante.
Cuando estableció que la pandemia había caído como anillo al dedo, lo menos que podíamos pensar era que seguía la metodología dictada desde el foro de Sao Paulo para dominar a los pueblos. Pero empezamos a ver que no hubo apoyo a los negocios, como ocurrió en el resto del mundo, asimismo que capitalizó las vacuna y desdeñó las herramientas de prevención como el uso del cubrebocas subrayando el uso de estampitas, abrazos y las reuniones familiares.
800 mil muertos y cuatro millones de nuevos pobres después, empezó a surgir como un hilo la idea de que López Obrador quería realmente elevar al máximo la idea de llevar al país a la miseria cobijado en la 4T.
Esta idea empezó a fusionarse con la quita de beneficios con los que ya contaban diferentes sectores primarios: agrícola, minero, ganadero, pesquero, etcétera y con la destrucción de estructuras en las áreas científicas, académicas, intelectuales, universitarias, que no fueron suficientes para implantar en el pensamiento de que realmente quería dañar a los mexicanos.
Todas sus excusas y exculpaciones de alguna manera llegaron a justificar su actuación que lo mantienen hoy en un porcentaje de popularidad del 56 por ciento, aunque su manejo gubernamental sigue cayendo por debajo de los 45 puntos.
Los cánones de la nueva dictadura populista que ha funcionado en aquellos países que todos conocemos, establecen que para conformar un control total se requiere mantener dos esquemas básicos: destruir todo lo construido por gobiernos anteriores y generar la mayor miseria posible para centralizar el poder.
Bajo este contexto es posible entender lo que ahora vemos con lo que ocurre en Acapulco donde la ayuda del gobierno no fluye conforme a la magnitud del daño por un lado y por el otro, buscan limitar al máximo la ayuda externa a los miles de necesitados. ¿Por qué?
No hay que ir lejos por la respuesta: López Obrador sigue el librito.: Generar mayor miseria para administrarla. Usted puede poner todos los peyorativos que guste a esta estrategia del presidente pero cuyas vertientes embonan en las actuaciones de sus homólogos que todos conocemos.
No se puede explicar de otra manera que desde el principio de la desgracia que trajo Otis se dedicara a establecer sistemas limitantes del apoyo que tanto requieren. Entre más gente en miseria y fallecidos se presenten mejor para los propósitos de un desquiciado presidente como el que tenemos, con todo y su proyecto de rescate de Acapulco que es poco creíble que desarrolle en tiempo y forma.
Otis se convirtió en otro anillo al dedo conforme a su deseo de implementar un nuevo sistema en el cual lo mejor es que todos dependan del gobierno al mero estilo comunista. No le importan los muertos, de hecho, nunca le han importado, tan es así que la tasa de mortalidad anual en el país desde que empezó este sexenio se ha incrementado en un diez por ciento rondando más allá del millón. ¿De las matanzas?, López Obrador se burla.
Alguien que no siente ningún sentimiento ante el dolor ajeno pretextando un bien mayor, requiere ser tratado medicamente pues es un trastorno neurológico denominado alexitimia cuyo origen son dos tipos: La primaria que tiene relación con un bloqueo temprano en el desarrollo afectivo del niño y secundaria, fruto de una reacción transitoria específica.
Este tipo de trastorno neurológico (ya sea del tipo primario o secundario) puede favorecer la aparición de otra sintomatología, como por ejemplo depresión, ansiedad, psicosomatización (es decir, de origen psíquico, pero con influencia en lo corporal) e impulsividad, entre otras; además de tener una fuerte conexión con el Trastorno Límite de la Personalidad (caracterizado por una inestabilidad emocional e impulsividad). https://n9.cl/54tnq
Tenemos un presidente mentalmente enfermo del cerebro. Pobre gente de Acapulco.
EN FIN, por hoy es todo, el lunes le seguimos si Dios quiere.
Armando Vásquez Alegría es periodista con más de 35 años de experiencia en medios escritos y de internet, cuenta licenciatura en Administración de Empresas, Maestría en Competitividad Organizacional y Doctorado en Administración Pública. Es director de Editorial J. Castillo, S.A. de C.V. y de “CEO”, Consultoría Especializada en Organizaciones…
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