Vamos bien: Amlo
ARMANDO VÁSQUEZ A./COLUMNISTA
DESPIERTASONORA
VEAMOS. En Sonora y conforme al INEGI del 2020, existen siete mil 238 localidades rurales (menores de 300 habitantes, en México son 185 mil 243) y 62 zonas urbanas (en el país, cuatro mil 189). Cuando lo militares gringos dijeron que el narco tenía presencia en 80 por ciento del país, es cuestión de sacar cuentas a más detalle.
Pero veamos lo terrenal, lo que vemos en lo micro. Más delante lo macro.
El territorio lo dominan conforme a su capacidad de traslado de tal forma que con sus recorridos por localidades rurales buscan mostrarse –la mayoría utiliza las redes sociales, pero otros se placean por los pueblos para que vean quienes mandan y muestran su único armamento y en las urbanas es similar la búsqueda de supremacía, pero los pleitos entre bandas rivales son por el control del trasiego o venta de droga lo que amerita otras características.
En las áreas rurales las bandas de criminales son las que imponen “políticas públicas” para controlar el comportamiento de la población pues no es negocio la venta de droga por aquello de la logística y capacidad de compra del mercado, lo que les reditúa es ser productores de droga –o cuidadores y negociadores con las autoridades del trasiego–, mientras que en las urbanas son “negociaciones”. Nada nuevo.
Entre las costumbres que tiene el crimen organizado en las áreas rurales se encuentra el derecho y cobro de paso –no de piso, aunque lo han intentado sin resultados positivos pues les sale más caro el caldo que las albóndigas–, su margen delincuencial no es tan amplio como quisieran –salvo extorsión y secuestro cuando sea necesario–y buscan otras opciones para agenciarse recursos como el cobro por protección –extorsión–, para aquellos que cuentan con algún tipo de producción y las que se les ocurran.
Por supuesto, también entregan salvo conductos, sobre todo a sacerdotes católicos y otro tipo de religiosos (sobre todo en áreas de mayor afluencia como los pueblos del tercer mundo en el caso de Sonora), a quienes otorgan gafetes para que no se les moleste en un acuerdo raro entre bandas rivales. ¿Cuándo ha escuchado que hayan molestado a un representante de Dios en el caso de Sonora?
Y así por el estilo. Pero cada vez son más agresivos porque ya no solamente van por el control sino por el reclutamiento de jóvenes, razón por la cual los chamacos son los primeros en abandonar esos pueblos asolados.
Aparte de pueblos abandonados, en el caso de Sonora, es palpable la escasez de niños en las escuelas rurales de primaria y secundaria pues la deserción por el miedo es tal que incluso los camiones que pasaban por los morros por tales localidades bajaron en un número considerable.
El reclutamiento se convirtió en una estrategia esencial para las grandes organizaciones criminales pues según un estudio que publicó la revista Science, en su merma actual se registran unas 120 muertes semanales (unos seis mil 500 al año) y si se mantiene la tendencia actual hacia 2027 esa cifra subirá a alrededor de 170 (poco más de nueve mil).
Según el informe: “La carrera en el cártel es muy corta y violenta. En 10 años el 17% de los individuos reclutados por cárteles habrán muerto, y el 20% estarán incapacitados en alguna prisión”. A eso súmele las deserciones por lo cual el estudio calculó que los grupos del crimen organizado necesitan reclutar de 350 a 370 personas por semana (veinte mil al año), para evitar el colapso debido a las bajas totales.
Veamos lo macro.
Se calcula en 185 mil el número de sicarios de todas esas organizaciones delictivas en México cuyo crecimiento proyectado a cinco años subirá a 220 mil si se mantiene la actual política de capturas, procesamientos y encarcelamientos. Se calculan una veintena de organizaciones grandes y unas 500 más reducidas que manejan el crimen organizado en el país. De la primera cantidad, el 17.9% de ellos (33 mil), están afiliados al Cártel Jalisco Nueva Generación, el más violento de todos y cuyas actividades se ubican en cien países.
Este cartel paga a sus integrantes no menos de 30 mil pesos mensuales, claro, tienen estratificadas sus actividades, pero hablamos de una erogación mensual entre mil y mil 500 mdp. Están metidos en todo: huachicol, extorsiones, drogas, trata de personas y un largo etcétera. Un tequilero de Jalisco dijo que les pagaba 200 mil pesos mensuales para poder trabajar. https://n9.cl/amw9b
Sus jefes de plaza ganan entre 500 mil y un millón mensuales. https://n9.cl/s1qq5
Los integrantes del Cártel de Sinaloa se calculan en 8.9% (16 mil 500 que operan en medio centenar de países) cuyos costos son menores pues paga entre ocho y diez mil pesos mensuales, claro, dependiendo de la actividad pero, a diferencia del CJNG dominan y manipulan la cultura del narco en la que caen miles de jóvenes.
Ha su vez, la Nueva Familia Michoacana con el 6.2%, (11,500), ronda los doce mil mensuales https://n9.cl/phwki , el Cártel del Noreste con 4.5%, (8 mil 300) paga 18 mil mensuales; https://n9.cl/sk5n2 , la Unión Tepito con 3.5% (6 mil 500) cinco mil pesos al mes, https://n9.cl/dhuy9 y el 59% restante (109 mil) de los miembros de cárteles lo conforman grupos menores y regionalizados. https://n9.cl/gpq12
Por eso cuando López Obrador le dijo a la periodista sonorense, Reyna Haydée Ramírez que íbamos muy bien en el combate a los narcos, pues tiene otros datos, millones, con seguridad, levantamos la ceja en señal de incredulidad y sorpresa. https://n9.cl/1uec7
EN FIN, por hoy es todo, mañana le seguimos si Dios quiere.
Armando Vásquez Alegría es periodista con más de 35 años de experiencia en medios escritos y de internet, cuenta licenciatura en Administración de Empresas, Maestría en Competitividad Organizacional y Doctorado en Administración Pública. Es director de Editorial J. Castillo, S.A. de C.V. y de “CEO”, Consultoría Especializada en Organizaciones…
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