Los detalles del caso fueron publicados en el Informe 2024 sobre Derechos Humanos en Corea del Norte elaborado por el Ministerio de Unificación de Corea del Sur, que incluyó testimonios de 649 desertores norcoreanos.
Según uno de los testimonios anónimos, el joven de la provincia de Hwanghae del Sur fue ejecutado públicamente en 2022 por escuchar 70 canciones surcoreanas, ver tres películas y distribuirlas.
El informe también detalla los amplios esfuerzos de las autoridades norcoreanas para controlar el flujo de información externa, con un enfoque específico en los jóvenes.
La prohibición del K-pop para proteger a los ciudadanos de la “influencia maligna” de la cultura occidental se endureció aún más con una nueva ley que Corea del Norte adoptó en 2020, que prohíbe la “ideología y la cultura reaccionarias”.