ALBERTO VIZCARRA OZUNA / COLUMNISTA
#DESPIERTASONORA
Si hasta en el campo de la fe hay que dar razón de lo que se cree, más en aquello que tiene exigencias técnicas tan estrictas como el manejo y la gestión de los recursos hídricos. El presidente Andrés Manuel López Obrador, prefirió refugiarse en una creencia, antes que admitir la realidad física de que la operación ilegal del Acueducto Independencia, al imponer a la ciudad de Hermosillo como un usuario más de la Cuenca del Río Yaqui, le trastoca su precario equilibrio afectando con ello a los usuarios de la parte baja, esto es a la tribu yaqui y a los productores rurales del Sur de Sonora.
“Nosotros creemos que el agua va alcanzar”, fue la respuesta del presidente a la fundada demanda de Cuauhtémoc Cárdenas de cancelar la operación ilegal del acueducto, no obstante que su funcionamiento, además de los volúmenes trasvasados, exige retener -es decir no dejar pasar a la parte baja de la cuenca- más de 600 millones de metros cúbicos.
No hay manera de explicar que el presidente desconozca esta realidad. Sabe o debería de saber, que la Cuenca del Río Yaqui, es una de las más estudiadas del país por su importancia estratégica nacional, en tanto alimentadora de uno de los principales valles productores de granos básicos. Existen suficientes estudios oficiales que documentan su condición deficitaria, ahora agravada por los recurrentes episodios de sequía.
El poder de la redistribución no tiene capacidad de aumentar caudales, el agua disponible sigue siendo la misma. Caminar, como lo han hecho los gobiernos anteriores, en dirección del reparto de lo que no alcanza no ofrece soluciones, por el contrario profundiza el déficit hídrico; alienta la división, la polarización y el conflicto.
La creencia de que el agua sí alcanza, a conveniencia de imponer el acueducto, carece del más elemental principio técnico. Por eso los dichos del presidente se han quedado solo con el respaldo del padrecismo que reemerge con el arribo del nuevo gobierno. Resulta patético escuchar a Roberto Romero, ex secretario de Gobierno de la administración de Padrés, (quien se ganó el merecido mote “del idiota valiente”) defender los dichos del presidente aduciendo que fue lo mismo que ellos dijeron para justificar la imposición de la obra con toda una estrategia jurídica deliberadamente montada en base a la violación de la ley.
Resistimos a la obcecación abusiva de Felipe Calderón, a la indiferencia de Enrique Peña Nieto y lo seguiremos haciendo ante la ceguera complaciente del presidente Andrés Manuel López Obrador. Seguiremos impulsando una política de gestión de más agua con la tecnología de la desalación y proyectos de infraestructura como el Plan Hidráulico del Noroeste para sacar a Sonora y al país de la trampa que induce las guerras por el agua.
Hay luchas irrenunciables, y ésta es una de ellas. Lo que está en suerte es la existencia del territorio y del pueblo yoreme, así como la vida del Valle del Yaqui. México no puede existir sin nosotros.
Movimiento Ciudadano por el Agua
