ALBERTO VIZCARRA OZUNA / COLUMNISTA
#DESPIERTASONORA
Si en algo tiene experiencia López Obrador, es en ganar asambleas. Sabe jugar con los sentimientos del pueblo y usar los símbolos como sombras para ocultar la ausencia de cambios; pero también sabe lanzar operaciones contrainsurgentes que dividan a las fuerzas que en bloque le pudieran hacer los reclamos.
A eso huele el anuncio hecho el pasado sábado 1 de abril, en la tarde, por el Secretario de Agricultura, Víctor Villalobos, quien en líneas de twitter, dice que le da gusto comunicar “que recibió instrucciones del presidente para que vía SEGALMEX se adquiera un millón de toneladas de la cosecha de maíz de Sinaloa a precio de garantía”. Y luego lo califica como un “buen anuncio que estimula la actividad agrícola, da certidumbre a los productores y garantiza avanzar hacia la autosuficiencia alimentaria”.
No hay sofisticación en el ofrecimiento. La oferta está en los linderos de los absurdo. Sinaloa no tendrá una producción de un millón de toneladas, estará cosechando arriba de cinco millones de toneladas de maíz, y los cultivos afectados por la caída estrepitosa en los precios internacionales y el incremento exponencial de los costos, además del maíz comprende al trigo e involucra a productores de Sonora, Baja California, Michoacán, Jalisco, Guanjauto y Tamaulipas.
Lo ordenado por el presidente, dejaría al 80 por ciento de los productores de maíz de Sinaloa fuera de la protección y a todos los productores de trigo y maíz de los estados ya mencionados. Es claro que se busca propiciar una división entre los productores para ver quien se beneficia con el pedazo de zanahoria que el Secretario de Agricultura ha lanzado al aire.
Se trata de tácticas de manejo de asamblea, que resultan muy ruines a la hora de estar decidiendo el futuro alimentario de México.