ARMANDO VÁSQUEZ A./COLUMNISTA
#DESPIERTASONORA
Esos hijos y hermanos…
HAY DOS TIPOS de círculos rojos que rodean a todo gobernante cuya importancia redunda en la celeridad que se le otorgue a las peticiones de los familiares cercanos por parte de quienes rodean al ejecutivo del nivel que sea.
Eso sí, saben muy bien que su participación en materia política tiene otros vectores que les dificulta sus objetivos, pero están libres en lo relacionado a negocios y tráfico de influencias. Salvo Andy.
No es fenómeno nuevo.
En tiempos de Vicente Fox los hijos de Marta Sahagún fueron señalados por favorecer contratos de Pemex a Oceanografía, entre otros puntos. No hubo mayores consecuencias. Nadie en la cárcel.
Ahora, lo que le pasa al presidente López Obrador no es raro. Claro, se comprende, pero no se justifica. Sus chamacos aprovechan su cercanía para conseguir contratos que les favorezcan y que disfrazan vía empresas de amigos o parientes como ocurrió con Andy https://bit.ly/3Ny5IIU quien ya lleva manejos por más de cien millones de pesos y por supuesto recibe una jugosa compensación.
Es la primera vez que se pone en el foco a Andy pues conocido es que, de la primera familia de López Obrador, cuenta con la capacidad del manejo político y quien, acuérdese de mí, pudiera ocupar la silla presidencial dentro de algunos años si los piensos del presidente son la continuidad en el poder, como todo indica.
Eso sí, quitan tiempo al gobernante como ocurrió en la mañanera con un López Obrador que no quiso mencionar el caso de su hijo preferido y tachó-menospreció a un Loret de Mola como justificante siemprero para rebajar la noticia que presentó con documentos mostrados que no dejan lugar a duda de la tranza realizada.
El periodista le pidió una entrevista el día y hora que quiera.
Por otra parte, hubo legisladores que se agarraron del tema para señalar que el poder de Andy es político, económico, de altos vuelos en materia de influencias y todo lo que usted se imagina, incluyendo el apoyo a Claudia Sheinbaum de quien, se ha dicho sin comprobarse, que tienen un hijo en común.
Dejemos de lado lo ocurrido con los hermanos de López Obrador: Pío, Martín, Arturo, sus primas y más familiares quienes no lo molestan en aspectos políticos pero cuyas intransigencias corruptas son de todos conocidos.
Lo de Andy le dolió en el alma. Por ello se fue contra el gobierno de Biden que –dijo–, con sus apoyos a organizaciones como Mexicanos contra la corrupción –que por cierto le dio otra revolcada a José Ramón–, tachó y ha tachado como el origen del golpeteo contra su familia y la 4T utilizando como herramienta de promoción a Latinus y de nueva cuenta a Loret. Catalogó al gobierno de EU como intervencionista.
Aquí abriré un asterisco para referirme a Joaquín, uno de los once hermanos del gobernador Alfonso Durazo –fueron seis hombres e igual número de mujeres–, quien de alguna manera vende caro su parentesco, sobre todo con cierto grupito de empresarios constructores a quienes les confía una futura prosperidad vía influencia directa con el gobernador.
Un ejemplo de ello se tiene en Caborca donde no permite que una empresa que ganó un contrato hace años en el ayuntamiento, realice las siguientes fases de trabajo y quien se coludió o lo coludieron con el alcalde Abraham David Mier Nogales para que dicho municipio no obtenga los beneficios propios de una planta tratadora de aguas residuales cuyo contrato permite que esta acción le resulte gratuita a la población.
No como en Hermosillo donde aumentaron entre un 30 y 35 por ciento el cobro del servicio de agua potable por el tratamiento de aguas grises, lo cual es otro tema pero que, quienes vivimos en la capital sabemos del costo mensual que ello representa y lo pagamos con el entrecejo de enojo natural y fruncido.
Cierro pues el asterisco pensando que es un botón de muestra y una rascadita al tráfico de influencia que pudieran tener los hermanos del gobernador quien le entiende a esto, tan es así que alejó a su hijo de estos enjuagues políticos pues el morro anduvo duro promocionando las políticas de López Obrador y se veía mal siendo quien es. Allá está, manejando sus empresas, sobre todo las relacionadas con el trasiego fronterizo.
Solo como detalle, es tan vago el cubano Mier que asegura que tiene todo el apoyo de Andy, el hijo de López Obrador y se ufana de ello, tan es así que se vende muy bien y dice que logró que tanto Joaquín como Andy hicieran negocios juntos. De ese pelo el detalle.
Pero regresemos con López Obrador y su familia, pues conocido es que en el mundo del hampa te puedes meter con hermanos y primos, pero no contra los hijos. Allí se topan con pared todos los ataques y atacantes.
Recuerde lector que López Obrador vive su quinto año de gobierno, el maldito como siempre ha ocurrido en el resto de los sexenios, razón por la cual quienes se deben de cuidar no son la familia real enquistada en Palacio Nacional, sino los periodistas que de alguna manera le dan vuelo al efecto Andy, considerado pues el jefe de la mafia del poder 2.0.
EN FIN, por hoy es todo, mañana le seguimos si Dios quiere.
Armando Vásquez Alegría es periodista con más de 35 años de experiencia en medios escritos y de internet, cuenta licenciatura en Administración de Empresas, Maestría en Competitividad Organizacional y Doctorado en Administración Pública. Es director de Editorial J. Castillo, S.A. de C.V. y de “CEO”, Consultoría Especializada en Organizaciones…
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